miércoles, 7 de enero de 2009

ALEXANDER RODCHENKO, "Libros", 1934


¿El altavoz del conocimiento?
Cristina de León Torres / José Lorenzo Chinea Cáceres

¿Cómo sería la sociedad actual sin la existencia de la publicidad? Y es más, en caso de que no existiese, ¿qué sucedería en el campo del conocimiento? Si nos remontamos a la Antigüedad, podemos encontrarla, de forma muy primaria, en los puestos de los tenderos que pregonaban las bondades de sus mercancías. Esta necesidad de primer orden fue llevando con el paso del tiempo a que los métodos publicitarios se adaptaran a las exigencias de la sociedad del momento. Y así, no fue sólo el interés de vender un producto lo que ayudó al desarrollo de las técnicas propagandísticas, sino que a ella se sumó la “venta” de ideas políticas y religiosas, para lo que se crean los eslóganes ideológicos, que no son nada más que un desarrollo de la primera publicidad. En la Edad Contemporánea no ha habido ninguna forma de gobierno que no haya utilizado los métodos publicitarios para llegar a la sociedad y convencer a través de mensajes que se caracterizan por ser simples y a la vez directos. Y no sólo se ciñen al ámbito político, sino que en torno a esta esfera giraban mensajes propagandísticos que proclaman las bondades de los avances científicos y la realización de eventos culturales. Consecuentemente, en nuestros días las técnicas publicitarias se han ramificado y proliferado en la invención de nuevos soportes.

De este modo debemos detenernos en el papel fundamental que, en la publicidad contemporánea, ha jugado el fotomontaje. La utilización de varias fotografías obtenidas en contextos diversos y unificadas buscando un significado diferente que impactase, fue un arma poderosa en manos de los grandes círculos del poder en el siglo pasado. Así, en la URSS fueron muchos los fotógrafos que se dedicaron a la producción de carteles que favorecieron la organización del régimen soviético a través del uso de esta técnica. Es el caso de Alexander Rodchenko que, ya a partir de 1927 comenzó a crear fotomontajes que ensalzaban la construcción de los ideales del Estado ruso.

Aunque Rodchenko desde un primer momento no estuvo inmerso de lleno en la propaganda de los ideales de la Revolución Rusa, en el cartel para la editorial Lengis realiza una campaña que ayuda a incentivar la lectura. Ésta se sitúa dentro de las consignas a seguir por el régimen en el ámbito educativo. El trabajo, realizado en 1924, muestra a la joven Lili Brik, amante del poeta Majakovski –autor de Pro Eto, recopilatorio de poemas que ilustró el propio Rodchenko-, en actitud de lanzar al aire las palabras que, en forma de altavoz, encontramos en el cartel. Con la palabra Libros en un llamativo tono rojo sobre fondo negro, el fotógrafo nos lleva a la conclusión a modo de epígrafe de que se encuentran en toda la rama del conocimiento. Con este mensaje se puede asegurar el compromiso del fotógrafo con el nuevo régimen soviético.

Lenin en 1919 firmó el decreto Likbez por el cual se sentaban las bases de la erradicación del analfabetismo. Y es que los objetivos del padre de la Revolución Rusa pasaban por contar con una sociedad de buenos marxistas altamente tecnificados. La escuela era la fragua en que se forjaban las piezas del engranaje productivo del Estado.

Los objetivos soviéticos en el campo educativo pasaban por la atracción de estudiantes que permitiesen llevar a buen puerto las consignas estatales. Así encontramos a artistas comprometidos con la URSS trabajando decisivamente por el logro de estos propósitos. Este es el caso de Rodchenko, y el de su cartel para Lengis. La adquisición de libros proporcionaba no solo el conocimiento, sino los ideales que crearían una sociedad marxista como Lenin soñaba.

Toda propaganda posee utilidad siempre que llegue a la sociedad, y ésta responda ante ella. Si no se consigue dicha respuesta social, la propaganda ha fracasado. Por ello tenemos que preguntarnos si este cartel consiguió el objetivo marcado por la editorial Lengis y el régimen soviético. Deberíamos conocer, antes de nada, a qué sectores sociales van dedicados este tipo de mensajes. Seguramente sus principales receptores fueran los jóvenes de la URSS. Este sector social, gracias a la obtención de libros podría aumentar el saber y crearse opiniones propias, algo que visto desde nuestra postura actual forma un aspecto positivo para la sociedad. Es en este tipo de publicidad en la cual se deposita la confianza para que se proporcione el futuro del régimen soviético.

A raíz de la utilización por parte del autor del cartel del retrato de Lili Brik, hay que destacar el importante papel que jugaba la mujer en la sociedad, realizando pues una lectura ideológica de la aparición de los personajes femeninos como medio de propaganda. Al igual que Rodchenko, son muchos más los artistas que se aprovechan de la representación femenina para transmitir mensajes, ya sean políticos o comerciales. Además es muy común encontrarla protagonizando los anuncios de productos domésticos de mediados del siglo XX. Sin embargo surgen dos posibilidades a la hora de clasificar el papel de la mujer: ¿es simplemente utilizada como modelo para reivindicar el papel femenino en la sociedad?, o bien, ¿se rescata su figura para emplearla con fines alegóricos? Si de esta última opción se tratara, debemos de hablar de la elección de un tipo de representación utilizado a lo largo de toda la historia de la humanidad, partiendo de la Antigüedad. Concluiríamos entonces que se está mostrando a la mujer como representación del Estado, el cual ampara y tutela al ciudadano, presentándose, además, en este caso, como dispensadora de conocimiento a la sociedad a través de la información que ofrecen los libros. Así, podríamos llegar a establecer la relación con otros fotomontajes de fotógrafos contemporáneos, como aquél, presente también en la exposición del TEA, en el cual una mujer –el Estado- aparece al pie de una cama de un enfermo prestando auxilio espiritual.

Este análisis propuesto sobre el papel de la mujer parece sostenerse aún más al observar el resto de carteles que con la utilización de la figura femenina llaman a las bondades del sistema. Mientras se relega la imagen del hombre para representar las cualidades del buen marxista, que lucha por la construcción de un nuevo orden social.

La protagonista de este cartel, Lili Brik, fue fotografiada varios meses antes por Rodchenko. Luego utilizó su retrato para la creación del encargo de la editorial Lengis. Es en este punto donde debemos destacar el uso de la técnica empleada para la elaboración del cartel, el collage. Rodchenko ha unido dibujo y fotografía construyendo la propaganda que observamos. Además no podemos pasar por alto la elección de los colores empleados en la composición del cartel. Analizando el conjunto de carteles a color en esta exposición, comprobamos la existencia de una constante: son los colores primarios (azules, verdes, rojos y amarillos), los que destacan en todas las composiciones, lo que parece responder a una estética normativa, constante propia en la que se cimenta cualquier régimen político.

Aunque parezca que estamos ante una composición simple, debemos plantearnos la importancia que pudo tener en la sociedad soviética. Y si esta influencia se dio, qué consecuencias tuvo: ¿positivas o negativas? Si lo analizamos desde la óptica del siglo XXI, la recomendación de la lectura es algo primordial. Con la lectura, como se afirma en el cartel, se consigue conocimiento. Sin embargo surge una duda relacionada con la posible creación del proyecto utópico soviético: si se recomienda leer libros de esta editorial, y es un cartel que ha sido aprobado por el régimen soviético, la libertad de pensamiento está siendo coaccionada. Únicamente se podrá pensar y creer en los ideales que promueva el Estado. De esta forma se cae en el adoctrinamiento. Pero debemos comprender que todo se encuentra amparado bajo el sueño de una ilusión socialista, en el cual se cuenta con la publicidad como un avance positivo para la sociedad de la entonces Rusia comunista.

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