Tarjeta postal editada para la Spartakiada de Moscú, 1928
Salto hacia un deporte comunista
Javier Rodríguez Mejías/ Alfonso Fernández Bethencourt
Javier Rodríguez Mejías/ Alfonso Fernández Bethencourt
Esta obra se encuentra encuadrada en un conjunto de postales coloreadas a mano en ocasiones, en alusión a los eventos deportivos acaecidos en Moscú en 1928, en concreto, las Olimpiadas de la Comunidad de Estados Socialistas. Su autor, Gustav Klucis -nacido en Lituania y conocido pintor, escultor, artista gráfico, diseñador y profesor de Teoría del Color en el Instituto para la Cultura Artística- fue pionero del fotomontaje en la propaganda soviética. En Rusia se convirtió en un importante exponente del Constructivismo.
Su formación cubista y suprematista se manifiesta claramente en su propaganda del socialismo y comunismo rusos. Finalmente se decantó por el Constructivismo, y prueba de ello es la postal que nos ocupa, con su diseño sencillo, formas simples y estructuras de barras transversales tan típicas del autor en este momento de su vida artística. Hay aspectos de su obra en los que podemos apreciar las secuelas psicológicas de su participación en la Revolución Rusa, motivo por el cual fue torturado y asesinado.
En “Mujeres del trampolín”, la mujer adquiere un papel importante, al igual que en el resto de su colección, combinada con la figura masculina en un segundo plano practicando diferentes modalidades deportivas acuáticas (vela, waterpolo, salto de trampolín, piragüismo, etc.).
La tipología empleada alterna los colores, siendo el predominio para el gris, como en el resto del conjunto (en esta ocasión sobre un fondo azul y blanco). La claridad expositiva de Gustav Klucis permite que los diseños expliquen por sí mismos la función que pretenden expresar.
Estos juegos, organizados por el R.S.I. (Red Internacional de Deportes fundada en 1921, tras la Revolución Rusa de 1917), pretendían dotar de un nuevo significado político a los ideales de la sociedad burguesa dominante. 631 trabajadores de 14 países tomaron parte en los 21 deportes y demás actividades, como desfiles, lecturas de poesía, carnavales, etc.
El deporte de competición fue una cuestión controvertida para los marxistas. En 2005 el periodista Isaacson Dave escribió: "las sociedades de clases son intrínsecamente competitivas y, por tanto, inevitablemente producen deportes competitivos. Muchos creen que la competencia es parte integrante de la naturaleza humana. Los comunistas, por otro lado, sabemos que la naturaleza humana no es fija o estática, sino que está determinada por las condiciones sociales”.
Los comunistas proponían actividades de ocio concebidas para el disfrute de sus participantes, no para competir. En una sociedad sin clases, las pasiones liberadas se canalizarían mediante el desarrollo de técnicas creativas, y no en deportes de competición. Establecían la analogía “capitalismo= competencia= deporte de competición= malo”. A pesar de ello, el proletariado se había formado bajo una concepción competitiva del deporte, así que el fútbol, el boxeo, el levantamiento de pesas... se mantuvieron. Después de todo, las olimpiadas y el deporte en general habían nacido ajenos a la conciencia revolucionaria e higienista del momento. A mediados de la década de los años 30, tras frecuentes desavenencias con los socialistas (que atacaban duramente cualquier movimiento deportivo asociado al comunismo), esta corriente se había desvanecido, al igual que la esencia de la Revolución, llevada por derroteros burocráticos por Mólotov, y luego por Stalin.
En resumen, en esta obra Klucis sintetiza los valores promovidos por el comunismo ruso en algo tan popular como unas Olimpiadas, llevando como lema principal “el deporte por el deporte”.
Su formación cubista y suprematista se manifiesta claramente en su propaganda del socialismo y comunismo rusos. Finalmente se decantó por el Constructivismo, y prueba de ello es la postal que nos ocupa, con su diseño sencillo, formas simples y estructuras de barras transversales tan típicas del autor en este momento de su vida artística. Hay aspectos de su obra en los que podemos apreciar las secuelas psicológicas de su participación en la Revolución Rusa, motivo por el cual fue torturado y asesinado.
En “Mujeres del trampolín”, la mujer adquiere un papel importante, al igual que en el resto de su colección, combinada con la figura masculina en un segundo plano practicando diferentes modalidades deportivas acuáticas (vela, waterpolo, salto de trampolín, piragüismo, etc.).
La tipología empleada alterna los colores, siendo el predominio para el gris, como en el resto del conjunto (en esta ocasión sobre un fondo azul y blanco). La claridad expositiva de Gustav Klucis permite que los diseños expliquen por sí mismos la función que pretenden expresar.
Estos juegos, organizados por el R.S.I. (Red Internacional de Deportes fundada en 1921, tras la Revolución Rusa de 1917), pretendían dotar de un nuevo significado político a los ideales de la sociedad burguesa dominante. 631 trabajadores de 14 países tomaron parte en los 21 deportes y demás actividades, como desfiles, lecturas de poesía, carnavales, etc.
El deporte de competición fue una cuestión controvertida para los marxistas. En 2005 el periodista Isaacson Dave escribió: "las sociedades de clases son intrínsecamente competitivas y, por tanto, inevitablemente producen deportes competitivos. Muchos creen que la competencia es parte integrante de la naturaleza humana. Los comunistas, por otro lado, sabemos que la naturaleza humana no es fija o estática, sino que está determinada por las condiciones sociales”.
Los comunistas proponían actividades de ocio concebidas para el disfrute de sus participantes, no para competir. En una sociedad sin clases, las pasiones liberadas se canalizarían mediante el desarrollo de técnicas creativas, y no en deportes de competición. Establecían la analogía “capitalismo= competencia= deporte de competición= malo”. A pesar de ello, el proletariado se había formado bajo una concepción competitiva del deporte, así que el fútbol, el boxeo, el levantamiento de pesas... se mantuvieron. Después de todo, las olimpiadas y el deporte en general habían nacido ajenos a la conciencia revolucionaria e higienista del momento. A mediados de la década de los años 30, tras frecuentes desavenencias con los socialistas (que atacaban duramente cualquier movimiento deportivo asociado al comunismo), esta corriente se había desvanecido, al igual que la esencia de la Revolución, llevada por derroteros burocráticos por Mólotov, y luego por Stalin.
En resumen, en esta obra Klucis sintetiza los valores promovidos por el comunismo ruso en algo tan popular como unas Olimpiadas, llevando como lema principal “el deporte por el deporte”.
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