jueves, 15 de enero de 2009

ALEXANDER ZHITOMIRSKY
"Ese cabo lleva a Alemania hacia una catástrofe", 1934


Zhitomirsky vs. fascismo
Adriana Seco Rubio/ Paula Guerra Alonso


Si Bismarck levantara la cabeza. O tal vez algo similar debió tener en mente Zhitomirsky en el momento en que comenzó a trabajar en “Ese cabo lleva a Alemania hacia una catástrofe”. Sin embargo no es nada que pudiera resultarnos extraño, tanto por el marcado carácter antifascista que impregna cada milímetro de la obra del autor, como por la situación de la Unión Soviética en aquellos momentos, aún bajo el régimen de Stalin.

Después de sus inicios como ilustrador, Zhitomirsky dedicaría la mayor parte de su obra a la lucha antifascista, inmerso en proyectos propagandísticos entre los que se incluirían ilustraciones, panfletos y fotomontajes como éste. Las pocas simpatías hacia la ideología fascista que sintiera son más que evidentes en esta obra, llegando incluso a resultar una representación un tanto hilarante. Su apoyo al comunismo, pese a la represión a la que sometería el régimen stalinista a los soviéticos, sería incondicional, haciendo también objetivo de sus críticas a otros dirigentes del mundo.

El hecho de realizar la crítica “desde dentro” resultaría novedoso. Alejándose de algunas otras obras en las que el propio ejército o el pueblo soviético es quien obtiene el papel protagonista a la hora de alzar la voz contra el fascismo, decide ceder este papel al propio Bismarck. El canciller de hierro, el artífice de la unificación alemana, es el encargado de denunciar la locura que lubrica los engranajes del artefacto fascista hitleriano. La llamada de atención del canciller sobre las actividades de Hitler supone la mayor advertencia que pudiera hacerse a través de un formato como el fotomontaje; nadie mejor que alguien que hizo de Alemania una única gran nación para advertir sobre los peligros que suponía tanto para Alemania como para el resto del mundo la existencia de alguien como Hitler.

Las imágenes manipuladas por Zhitomirsky alcanzan la ironía en su trato. La crítica teñida de cierta guasa llama la atención. El dedo acusador de Bismarck presenta un Hitler “pequeño pero matón”, que sólo deja aún más patente el peligro de la locura expansionista del Tercer Reich. Inclusive en la diferencia de tamaño que presentan ambos encontramos un elemento más que contribuye a la sátira realizada desde la distancia. La crítica pone en el punto de mira a Hitler, anunciándolo como un gran peligro para Europa. No necesita de grandes fondos o complicadas figuras, se vale simplemente de las imágenes de Bismarck y Hitler, modificando únicamente la mano del primero.

Serían obras como esta las que provocarían que Alexander Zhitomirsky fuera incluido en la lista de “los enemigos más buscados” elaborada bajo el gobierno del ministro Josef Goebbels. No cabe duda que, desarrollando una carrera artística con la crítica al fascismo como leivmotiv, aquella no sería la primera vez que Zhitomirsky iba a verse incluido en una lista como esa. Otros fotomontajes de crítica a los gobiernos desde el espíritu del comunismo tuvieron como objeto a Winston Churchill o Harry S. Truman, como por ejemplo “The Pentagon”, “American Little Red Riding Hood” o “The New Napoleons”.

Comunista antifascista convencido, Alexander Zhitomirsky plasmó todo su espíritu crítico en su imágenes, creando una dura pero efectiva obra al margen de las consecuencias que esta pudiera acarrearle.

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